Su carrera empezó con la vitola de niño torero. La de ser el matador más joven de la historia, doctorado con catorce años. Ahora, cuatro temporadas después, Michel Lagravere, Michelito en los carteles, es un joven torero mexicano que intenta abrirse paso en las ferias europeas. Pero sin prisa. La juventud le acompaña y tiene claro que a los compromisos de relevancia hay que ir preparado.
- “Los dos primeros años me costó adaptarme al toro, pero desde 2014 hay un nuevo Michelito. Ahora toreo como me imagino cuando lo hago de salón”
EN LA CALLE: “Quizá sea el torero que menos flamenco escucha”
Cuando habla Michelito, el que se viste de luces y se anuncia en los carteles, lo hace desde la serenidad, la madurez forzada por la profesión que ha ido en aumento desde que está en España, lejos de los suyos. Sin embargo, Michel Lagravere es un joven de dieciocho años que, aunque vive dedicado al toro, sigue con el candor que proporciona la falta de experiencias vitales, con aficiones propias de cualquier adolescente. Alegre, divertido, sabe que no se puede correr más que el tiempo.
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