El 28 de octubre de 1816 se anuncia en el Diario de Madrid la tercera gran serie de grabados que Francisco de Goya realizó después de la Guerra de la Independencia; una colección de estampas grabadas al aguafuerte en las cuales se representan diferentes suertes y lances en las plazas. El autor hace un recorrido histórico desde los orígenes de las fiestas de toros hasta llegar a su propia época, momento en el que se consolida el moderno arte de torear a pie y aparecen grandes matadores, que dan lugar al tipo de festejo que conocemos en la actualidad.
Tauromaquia 11 forma parte de una serie de composiciones históricas sobre el origen de las fiestas de toros hasta los antiguos caballeros en plaza. El historiador Juan Agustín Ceán Bermúdez (1749-1829), Nicolás Fernández de Moratín en la Carta histórica sobre el origen y progreso de las fiestas de toros en España (1776) o Pepe Hillo en su Tauromaquia (1796), ya definían a Rodrigo Díaz de Vivar como el primer caballero que alanceó los toros.
El Cid se representa, en el grabado Tauromaquia 11, lanceando un toro en un espacio incierto, ataviado a la antigua, lo que manifiesta un anacronismo temporal. No obstante, es posible que la intención de Francisco de Goya fuera mostrar la indumentaria habitual que lucían los lidiadores, a modo de antiguos caballeros, que el pintor observaba en los festejos reales que se realizaban en la plaza mayor de Madrid.
La serie Tauromaquia muestra los riesgos de la fiesta y ahonda en la tragedia de una manera explícita. La crudeza de las imágenes representadas, la complejidad estilística y temática pudieron ser las causas del fracaso de la primera edición de la serie en España. Una serie que muestra la visión del mundo taurino de Francisco de Goya, uno de los artistas más universales.
(PPF)
Fragmentos de la chaquetilla que Manuel Granero llevó el día de su cogida mortal
Bibliografía:
AAVV. Manuel Granero, una leyenda, Diputación de Valencia, Valencia, 2002, p. 102
SERRANO. M. Guía – Catálogo Museo Taurino, Diputación de Valencia, Valencia,1990, p.38
Exposiciones:
Manuel Granero. Una leyenda. Museo Taurino de Valencia, 2002.
El 7 de mayo de 1922 se produjo la muerte de Manuel Granero en la plaza de toros de Madrid. El joven matador valenciano, ataviado con el traje de luces azul noche bordado en oro, se presentó ante un público ávido y expectante. Era la cuarta corrida de abono y Manuel Granero se enfrentaba junto a Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda con toros del Duque de Veragua y del Marqués de Albaserrada. Las actuaciones de los matadores no resultaron convincentes, exceptuando la primera faena de Granero por la cual recibió una sincera ovación. El público le hizo dar lo que sería su última vuelta al ruedo como recompensa a una buena faena de muleta.
Manuel Granero no estuvo brillante con el quinto toro de la tarde dadas las deficientes características del animal. Durante el toreo de muleta, el joven matador valenciano sufrió una cogida mortal del toro del Duque de Veragua, provocando una de las muertes más espeluznantes de la historia, al introducirse un pitón en el ojo derecho del diestro que le destrozó la cara. Es el fin de un joven torero, que consiguió llegar a lo más alto del escalafón con 20 años de edad, habiendo toreado apenas una temporada completa como matador de toros.
Muchos críticos taurinos percibían en Granero el digno sucesor del maestro Joselito, fallecido dos años atrás. Manuel se mostraba algo rígido en la lidia pero con una gran elegancia taurina propia de los grandes. El personal muletazo inventado por Granero, bautizado por Gregorio Corrochano como Pase de la firma, ha pasado a la historia como una particularidad propia de un gran maestro.
(PPF)
Edición desconocida de la plancha original - (Plancha: 1815) - Francisco de Goya - Grabado calcográfico a una tinta sobre papel - 24’5 x 34’5 cm.
