Vestido de torear que perteneció al matador de toros valenciano Manolo Martínez, conocido popularmente como El Tigre de Ruzafa por ser oriundo del barrio de Ruzafa y por el coraje que demostró durante su trayectoria como matador.
El traje de torear, constituido por chaquetilla, chaleco y taleguilla de color crema, está bordado con hilo y lentejuelas de color oro, formando motivos florales. Destaca la ausencia de alamares y la profusión ornamental del conjunto. La pechera de la chaquetilla y las perneras de la taleguilla presentan sendas mariposas y aves bordadas en oro con cristales en rojo.
Manolo Martínez decidió abandonar la profesión de pintor decorador para embarcarse en la carrera de matador, en la que se inició en capeas y becerradas. En el año 1916 lució su primer traje de luces como sobresaliente en una novillada en la plaza de Onda. Los triunfos como novillero en temporadas sucesivas le abrieron las puertas de la antigua plaza de Madrid el 21 de septiembre de 1924; día en que Manolo Martínez recibió la borla de doctor de manos de Valencia II.
En la corrida del día 31 de julio en la plaza valenciana, durante una magnífica actuación, el cronista taurino J. De Orazal de La Corrida le auguró un gran paso hacia la gloria, de no haber sido por la cornada recibida del séptimo toro de la tarde. Superada su convalecencia, El Tigre de Ruzafa siguió su trayectoria alternando plazas americanas y españolas con actuaciones irregulares.
Manolo Martínez fue un torero de gran decisión que destacó por su firmeza con el estoque en la suerte de matar. La Guerra Civil truncó la trayectoria de un matador eclipsado por las grandes figuras que arrasaron el panorama taurino.
(PPF)
Carta de Pedro Romero al Conde de la Estrella
Bibliografía:
ANÓNIMO, Plaza de Toros de Valencia. Museo Taurino, Imprenta Ortega, 1947, p. 89; ed. 1951, p. 85.
ANÓNIMO. Museo Taurino de Valencia, Imprenta Provincial de Valencia, Valencia,1970, nº 17
MILLÁN, P., La escuela de Tauromaquia de Sevilla, Miguel Romero Impresor, Madrid, 1887.
SERRANO. M. Guía-Catálogo Museo Taurino, Diputación de Valencia, Valencia,1990, p.11
La estrecha relación existente entre el Conde de la Estrella y Pedro Romero favoreció la elección de éste como maestro y director de la recientemente creada Escuela de Tauromaquia de Sevilla. Esta amistad se reflejó en la continua correspondencia que entablaron, en la que el Conde realiza un severo seguimiento de los avances taurinos de los alumnos.
La Escuela de Tauromaquia de Sevilla fue fundada por Fernando VII en 1830, pero los trámites burocráticos y la elección del profesorado retrasó su inauguración definitiva a enero de 1831. Fernando VII mandó hacer un informe sobre la posible organización de la escuela a su amigo y amante de los toros, Conde de la Estrella, que realizó una memoria en la que determinaba desde las condiciones físico-psicológicas de los alumnos, una justificación de la elección de Sevilla como sede de la escuela, las fases de aprendizaje de los alumnos e incluso recomendaba un profesorado.
La escuela surgió en un momento de decaimiento de la fiesta, en el que se imponía el toreo a pie y aumentaban los accidentes en los cosos, lo que empujó a las autoridades a tomar precauciones y cuidar de los toreros. Queriendo evitar estos accidentes, se recurrió a formar alumnos con maestros consagrados como Pedro Romero o Jerónimo José Cándido. Entre los alumnos de la escuela destacaron Francisco Montes Paquiro y Francisco Arjona Herrera Cúchares. La escuela se clausuró poco después de la muerte de Fernando VII, el 15 de Marzo de 1834.
(MCL)
Ca. 1930 - Anónimo - Raso. Punto. Bordado con hilos metálicos, lentejuelas y cristales - Chaquetilla: 46,5 / 60,5 x 79 cm. Taleguilla: 87,5 x 82 cm. Chaleco: 44 x 46 cm.
