Hacía años que no visitaba Lima. Y el cambio, la evolución ha sido sensacional. Ahora es una de las ciudades más bellas, ordenada, moderna y que ha sido capaz de guardar y mejorar toda la herencia española de los años de la colonia. Cambio radical. Afortunadamente para un país de gente trabajadora y que ama los toros desde siglos. En la capital, con su histórico coso de Acho, con doscientos cincuenta años de vida, se dice pronto, y con una historia imposible de mejorar porque por esa arena han pasado los toreros más importantes de esos dos siglos y medio.
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