Tengo que referirme en esta "espina" a la obra maestra de Morante de la Puebla en la Plaza Monumental de México. Es inevitable. Todavía estoy bajo la impresión del impacto que tal dosis de naturalidad, temple, armonía y enjundia torera me produjo. Rebobinando recuerdos he llegado a la conclusión de que la del poblano ha sido la faena, de todas las que he visto en mi larga vida como aficionado, que mejor justifica la consideración del toreo como ARTE con mayúsculas. La lidia de aquel "Peregrino" de Teófilo quedará para Morante como Las Meninas quedaron para Velázquez. Por cierto, también sevillano. ¡Qué tendrá Andalucía para dar al mundo de la estética y la belleza tales ejemplares!
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