Cualquier cambio trae consigo un riesgo, una apuesta. A veces, apostar por un cambio es comenzar perdiendo. La México, es evidente, ha comenzado perdiendo en su cambio. Se trataba de variar el orden de cosas asumidas desde hace medio siglo, variar el paso de una oferta y una estructura que ofrecía toros los domingos. Sólo los domingos y nada más que los domingos. La plaza andaba tan en precario en sus instalaciones, que también había que adecentarla casi por cuestiones sanitarias.
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