Me encanta la democracia del periodismo. Pocas veces un concejal de un ayuntamiento tiene su minuto de gloria en un medio por el bendito derecho de réplica que si no se concede no pasa nada y si se hace, enriquece la salud. Hablo de Fernando Inaga Paños, concejal de Tudela (Navarra) al que este medio ha tenido la caballerosidad de dejarle un buen espacio para replicar, contestar o contraatacar o balacear. Escribe regular, pero como político, es bueno en la réplica, en el estrado. Es decir, escucha y replica sobre lo escuchado. Es una práctica política muy común en la clase política actual que, además, encaja mal. Les va en el sueldo, pero encajan mal. Una paradoja. Pero este país sigue siendo una broma y, a veces una broma paradójica. Faltaría más. Otro pero. Siendo caballerosos y corteses, no voy a ser gilipollas. Es decir, que si el partido en el poder tiene la última palabra en el debate de juego democrático, aquí la última la tiene el periodista. Supongo que lo ve de ley. Por derecho. Normas del juego.
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