Hay un concepto excluyente del concepto de Cultura. Ésta no es un título ni una obligación de ley ni una consideración o catalogación institucional. Algo hay de eso, pero no es eso, Cultura es otra cosa. Un ejemplo nos basta: nadie se pregunta por los resultados económicos de una exposición en el Matadero de Madrid o en el Prado. Desde luego que, al ser recintos de propiedad pública, han de tener la transparencia y control de manejo de limpieza. Pero estos y otros recintos gozan de una dotación económica desde las arcas de todos y se gestionan atendiendo al valor añadido de la Cultura. Que es el activo presente y futuro de un país. Que, a su vez, genera ingresos en dinero (turismo, hostelería, restauración, entradas…) y algo no contable y superior que es el activo del pensamiento, del talento, de la tolerancia, de una sociedad bien amueblada, de elementos que nos unen en creatividad, en sentimientos, en colectividad. Un museo de una ciudad es una oferta cultural que genera un valor añadido en una ciudad, eso es innegable. Y ese valor añadido, en lo económico, es un bien raíz de la propia ciudad pues de él se lucran ciudadanos con sus actividades económicas desde el lugar que se aparca el coche hasta el café o la comida o el recuerdo.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2052
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2052 para iPad
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 2052 para Android
