La Pincelada del Director

Y por fin… carteles

José Luis Benlloch
lunes 30 de enero de 2017

Les dejé la semana pasada con cierta desazón por la falta de concreción de los carteles de las primeras ferias españolas, sobre todo por el mutismo que se cernía sobre las Fallas y con la alegría de la liberación de Bogotá. Y de pronto todo se precipitó. Diría que felizmente. La normalidad en estos tiempos convulsos es felicidad. Lo de Bogotá fue un gran paso. Logro ejemplar del que hay que tomar buena nota para lo que venga, allí y aquí, por la insistencia y buen juicio con el que se ha conseguido, ese es el camino, pero también hay que anotar el cerrilismo de quienes nos combaten con falsas bondades y el doble juego, ya poco disimulado, de las autoridades. Eso es vicio global. Lo que sucedió en los alrededores de la Santamaría hay que aprovecharlo para descubrir la gran mentira de los anti, para quitarles la careta de la hipocresía con la que se mueven, aunque en realidad se la quitan ellos mismos. Es evidente que no puede haber amor a los animales desde tanta violencia hacia las personas. Es mentira. Que se entere el mundo. Y se está enterando, ese es otro avance.

Esa fue la otra victoria de los taurinos ese domingo. El odio, la agresividad, la dureza con la que se manifestaron, la desconsideración, la agresividad, el fanatismo, la organización en modo guerrilla, no la pueden disimular ni sus más encendidos profetas del columnismo periodístico que tanto abundan en nuestro país. Acciones como se vivieron y se retrataron esa tarde les alejan, por si había dudas, de ese mundo Disney buenismo que aparentan perseguir para equipararse a la furia propia de una represión de horca y cuchillo. Anoche llegamos al segundo capítulo con pocos cambios, paz y guerra, miles de aficionados acudiendo a la plaza pacíficamente y unos cientos de guerrilleros en nombre de la intransigencia dispuestos a atacar. Si la autoridad tan proclive a la postura anti considera que para calmarles hacen falta tres mil doscientos policías antidisturbios, 3.200 nada menos, donde en tiempos de normalidad bastaba con algunos efectivos asistenciales, está dicho todo, se entiende a la perfección cuál es el ánimo y las intenciones de los anti.

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