Comienzo a escribir esta Pincelada bajo la decepción de un arranque magdalenero que me ha llegado al alma. No se puede esperar tanto y encontrar tan poco. Veníamos de Valencia con el regusto de la bravura de los fuenteymbros agarrado a la garganta, enganchados a las emociones fuertes, bendita dependencia, soñando lo que podría ser una tarde de fuenteymbros con menos arrobas y menos exigencias y nos hemos topado con una corrida vacía, demasiado fácil, demasiado noblota a la que no salvó ni siquiera el bravo cuarto, de nuevo esa maldita proporción de uno de seis que tanto abundó en Fallas.Tampoco los toreros apostaron, ya dije que el toreo necesita de alteraciones, de gente que rompa la norma o se salga de la fila, rebeldía, antisistema, inconformismo, que sólo con academicismo y aseo no vamos a ninguna parte.
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