FERIA DE SAN FERNANDO

Cáceres quiere toros

Antonio Ferrera, El Juli y Roca Rey comparten puerta grande en una tarde que rozó el lleno en los tendidos
Antonio Girol
sábado 27 de mayo de 2017

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE JUAN CARLOS TERROSO

Fotos: Juan Carlos Terroso

Antonio Ferrera saludó una ovación tras finalizar el paseíllo e invitó a sus compañeros a que le acompañaran. Salió el primero de la tarde y ya en el capote el del Pilar dejó muestras de lo que haría en el tercio de muleta. En banderillas, Ferrera mostró sus enormes facultades. Especialmente en el segundo par, que por exposición y colocación en la misma cara de la res levantó al público de los asientos. No era toro para florituras y así lo entendió Ferrera que mandó callar a la música para que el público se centrase en la labor que iba a desarrollar, consistente en ir haciendo al astado a base de mucha colocación y tiempos. De esa manera pudo extraer algunas tandas al natural que no terminaron de romper en grande por la falta de finales del animal. Mató al tercer intento y recibió un ovación que saludó en el tercio tras ser despedido su antagonista entre pitos.

La maestría de un torero se evidencia ante el toro con dificultades. Como lo fue el cuarto. Que embestía a trompicones y llevaba la cara por las nubes. A lo que hay que añadir que se quedaba muy corto. Analizó Ferrera todos esos hándicaps y a base de sobarle y aguantarle en las primeras series logró que el animal terminase yendo largo por el izquierdo hasta terminar gustándose en series al natural, relajadas, siempre a favor del animal, de una belleza enorme en las que el cite siempre fue dando el pecho, provocando el delirio de los tendidos. Dos orejas.

Lucido resultó el quite de El Juli por cordobinas ante un toro que evidenció falta de fuerzas y al que había saludado el de Velilla con lances muy cadenciosos. Perdió las manos el de El Pilar en las primeras series. Pidió calma el torero, incluido al maestro de la banda de música. Y calma hubo en las muñecas del madrileño que pulsó las teclas oportunas para que su antagonista no volviera a flojear de remos. A la altura idónea fue ligando los derechazos y naturales demostrando su maestría y capacidad para saber lidiar todo tipo de toros. Muy aplaudido fue el final en cercanías a base de circulares invertidos. Mató de entera en el rincón. Oreja.

El quinto se desplomó tras el recibo de capote en un síntoma de haber sufrido alguna apoplejía y fue devuelto, saliendo un sombrero del mismo hierro. Con suavidad a base de evitar tirones que mermasen la escasez de fuerzas del quinto bis fue Juli enhebrando las series por el derecho hasta conseguir meter al toro en el canasto y a la afición en la faena. Nueva muestra de la despejada cabeza del toreo madrileño que midió perfectamente los tiempos y las distancias para aprovechar el buen son del astado de El Pilar que tomaba con fijeza los vuelos de la muleta de Juli desplazándose con prontitud y ritmo. Mató de efecto fulminante. Dos orejas. Ovación al arrastre para el toro.

El tercero estaba tocado de los cuartos traseros y fue muy protestado. Al mínimo intento de bajarle la mano, este perdía las suyas. Por lo que obligó a Roca Rey a pulsar mucho las embestidas para que el toro se mantuviese en pie. A base de temple Roca convirtió las cañas en lanzas y logró meter al público, muy ofuscando, en la faena. La cual cimentó por el izquierdo en series de naturales de buen trazo y largura. Tras los naturales llegó el tiempo de acortar terrenos consiguiendo momentos muy jaleados en cercanías sin que el animal volviese a perder las manos merced a la excelente medida con la que hilvanó la faena. Tardó en caer el astado lo que provocó que el público se enfriase y no hubiese petición. Saludó ovación. Y el toro fue despedido con pitos.

Por estatuarios sin enmendar la planta inició Roca Rey la faena del sexto. Para después, en los medios, correr con ritmo la mano en series en redondo a un buen toro que siempre quiso coger la muleta por los vuelos. El joven diestro continuó por el izquierdo mostrando al toro, que también tomó bien por ese pitón la muleta. El peruano enjaretó una gran faena en la que puso de manifiesto el lugar que actualmente ocupa. Demostrando que maneja perfectamente el toreo fundamental al que añade esas dotes de valor que tanto llegan a los tendidos. Mató de estocada fulminante. Dos orejas.

Cáceres. Feria de San Fernando. Toros de El Pilar, desiguales de presentación y juego; destacó el 5º bis y el 6º, ovacionados en el arrastre. Antonio Ferrera, ovación con saludos y dos orejas; El Juli, oreja y dos orejas; y Roca Rey, ovación con saludos y dos orejas. Entrada: Casi lleno.

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