Sobresalto en la clínica. Manzanares al quirófano. Las cervicales, como ya sabrán. Porrazos y volteretas pasando factura. Escribo a la espera de los diagnósticos médicos. En sus manos está la temporada del alicantino. La historia es tan vieja como el toreo, la buena/mala suerte no hace distingos y cuando mejor estaba el maestro, un zasca de los de verdad. Unos las firman y otros las torean. Ya ven, hasta inventaron un refrán. Pero por muy interiorizado que se tenga, cuando llega duele a los propios y pone en alerta los resortes del señor sistema a la caza de las sustituciones. Tema, por cierto, de lo más recurrente todos los años. Más de un espada de tronío sacó cabeza por esa vía. Esta vez, por ahora, Ferrera, Talavante, Cayetano, han sido los primeros agraciados, Marín, Bautista y Castella, los siguientes. No han elegido mal. Dada la calidad de los puestos a repartir tampoco cabe esperar que haya muchos en el bombo, en unos casos porque los hay poco proclives a aceptar sustituciones y en otros porque no los invitan. Sin salirnos del tema incidencias, recordar que en Palma se dio la penúltima -me resisto a decir última- corrida de toros según la disparatada ley de los locunos del govern balear, que no quieren toros, ni turismo, diría que ni rey ni patria ni estado ni ni ni… Como si les hubiese ido mal hasta ahora. Vaya tropa, vaya drama tenemos con esta gente. Y como los del chiste, en realidad son de chiste si no fuese por las consecuencias, esto no quedará así, esto se hinchará, querrán hincharlo.
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