El toreo sigue latiendo en los despachos. A falta de arena, moqueta. El mundo empresarial anda convulso en esos tercios del viejo ruedo. Con la economía en el transfondo de todas la maniobras y de todos los males. Contra los anti se puede vencer, seguro, en realidad ya gritan menos y comienzan a pasar de moda sin haberles ofrecido gran oposición, pero contra los tendidos vacíos y las arcas depauperadas no puede nadie. Y algún enemigo lo ha detectado. Sin economía, sin negocio, no hay futuro. Ni hay antídoto que valga. Baja la calidad, la recompensa, se desmotivan los protagonistas, se invita a la injusticia y a la componenda… y llegamos a la fatalidad. Y no es una teoría, ojalá, es la cruda realidad que se aprecia ya con demasiada frecuencia. Ese es el flanco más vulnerable de la Tauromaquia en estos momentos.
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