La pincelada del director

De todo corazón...

José Luis Benlloch
lunes 26 de septiembre de 2011

Arranco a escribir esta Pincelada por orden cronológico. Cuestiones de cierre y lo agradezco. Tengo mi corazón de aficionado en plena efervescencia después de haber visto torear como… como pocas veces. Henchido de gozo. Rebosante de felicidad. También orgulloso de mis creencias. Hoy he sido capaz de levantarme de mi asiento diez, veinte, treinta veces para clamar ovaciones y agradecer a los cielos mi condición de aficionado, he querido esbozar muletazos al aire de imposible reedición, he salido literalmente toreando de la plaza, he olvidado o casi que tenía que enviar una croniquilla de lo sucedido, olvido egoísta supongo, ¡haber venido!, en realidad me sucedió como a cientos de aficionados, que horas después de aquel regalo de los dioses, horas, seguía soñando en la Gran Vía, en la de Les Corts Catalanes, vaya eufemismo esa advocación. Allí le dieron la puntilla al toreo en Cataluña, lo recuerdo muy bien, sucedió en un ambiente inquisitorial por mucho que lo revistieran con ropajes demócratas, lo hicieron desde la ignorancia, interesada en algunos casos, con argumentos decimonónicos, pacatos, necios, de lo más zafios y contradictorios -y es que no prosperan en su discurso- aquello fue un mercadeo de votos pactado de antemano y no digo entre caballeros porque no lo son. Muchos de ellos, incluso el jefecillo de aquella tropa al que habíamos visto lucir palmito en las barreras de lujo -¿dónde te escondes Montilla?- con la libertad vendida a precio de saldo, le dieron un golpe de gracia al toreo. O eso pensaban cuando pulsaban el botón del sustento. Poco les ha durado. Les decía que en la Gran Vía dedicada a esas Corts de rancia honorabilidad ahora mancillada, por donde las gentes de muy diverso estrato social, ideologías diversas y abundante juventud -me insisten en que lo recalque- seguramente convocada a golpe de twitter pero ganada por los valores del toreo, habían paseado a los toreros cual si fuesen dioses, los aficionados seguíamos gozando.

Lea el artículo completo en su revista APLAUSOS

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando