La tauromaquia en México parece que resucita, con el mismo toro de las últimas décadas, de embestida pausada y emoción limitada, pero con otros factores positivos. Uno: el gusto de los toreros europeos por reforzar aquella temporada; y dos y fundamental: el despertar de un grupo muy atractivo de toreros aztecas que retornan a su patria con el visto bueno de la afición española.
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