Con sangre Albaserrada y Santa Coloma, José Escolar ha logrado un toro con identidad propia tanto en tipo como en comportamiento. Su nivel de exigencia y su plus de peligrosidad es fruto de esa apuesta ciega del ganadero por la emoción en el ruedo, “aunque le pese al torero”, matiza Escolar. Una filosofía que ha entrado de cabeza en las exigentes aficiones de Francia, país donde lidia la mayor parte de su camada.
“El toro encastado tiene la fórmula para que la gente vuelva a las plazas y vea que sin el toro no hay Fiesta”
“Lo siento por los toreros pero creo en el toro encastado, fierón y con transmisión para que el aficionado se divierta”
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