Qué es, totalmente, esencialmente, el viento. ¿El aire en movimiento? Un poeta diría: es una chincheta en el globo de un niño. Yo: un toro toreado frente a una muleta. Pero el viento, por sí mismo, malo no es. Sin viento Colón habría llegado a América a golpe de remo cuando la gestión de la Maestranza se asomara al siglo XXI, es decir... ¿? Tiene cosas cumbres: nos transporta el aroma de una nuca, y el perfume de algo más. Ah, el viento. Los hay permanentes y periódicos, bien controlados por los navegantes. Los no periódicos son para huir: tifones y tornados. Yo añado otras clases de vientos, excluyendo las ventosidades, que es una cuestión orgánica no científica y de mal gusto. Algunos, como el ilustre Quevedo, le dicen pedo. Nunca olieron tan mal cuatro gloriosas letras tan escatológicamente colocadas. Pero yo me refiero, hoy, al viento del chiringuito.
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