LA REVOLERA

Ni puño ni brazo en alto

Paco Mora
sábado 17 de octubre de 2020

En los archivos de Aplausos hay varias fotografías que demuestran que el toreo no es de izquierdas ni de derechas, pero resulta especialmente significativa una en la que Domingo Ortega, sonriente y con una oreja en cada mano, da la vuelta al ruedo aupado a hombros por cuatro milicianos con los puños en alto, cuyos rostros reflejan la alegría por el éxito del torero de Borox. La corrida se celebró en beneficio de las Milicias Antifascistas en el mes de agosto de 1936 en la Plaza de Toros de Valencia. Pero existen muchos documentos gráficos parecidos, de aquellos años de plomo en los que media España se afanaba en acabar con la otra mitad.

Se nos ponen los pelos como escarpias cuando observamos cómo algunos políticos de vía estrecha intentan politizar el toreo dando a entender que es cosa de “fachas”. ¡¡Y un jamón con chorreras!!

Terminada la incivil guerra -hay también fotografías que lo demuestran- en ocasión de su visita a Madrid, Heinrich Himmler, el siniestro lugarteniente del no menos siniestro Adolf Hitler, tuvo el capricho de asistir a una corrida de toros en Las Ventas, en la que los toreros, entre los cuales creo que estaban Marcial Lalanda y Gallito -sobrino de Joselito-, hicieron el paseíllo con el brazo en alto, clásico saludo romano del fascismo imperante aquellos días en toda la Europa sojuzgada por los ejércitos nazis, pero especialmente en Alemania, Italia… y en la España de Franco. Así parece que lo decidió “el mando”, y… ¡Cualquiera le decía que no en aquellos días al Caudillo! Hubiera sido tan peligroso para los toreros, negarse a aceptar la simbología imperante, con Franco en El Pardo, como declinar participar con el puño en alto en las corridas benéficas en favor de las Milicias que luchaban haciendo frente a los sublevados contra la República. Prescindiendo de cuál fuera el pensamiento político de los toreros actuantes. Y el de los espectadores, por supuesto…

Muchos políticos de la izquierda sensata conocen la maniobra, pero callan y dejan hacer a cambio del consabido plato de lentejas de seguir mandando, aunque sea quince minutos más. Esta es la triste y repugnante realidad…

A los que vivimos aquellos tiempos se nos ponen los pelos como escarpias cuando observamos cómo algunos políticos de vía estrecha intentan ahora politizar el toreo dando a entender, cuando no lo dicen a cara de perro, que el toreo es cosa de “fachas”. ¡¡Y un jamón con chorreras!! El toreo es un arte nacido y desarrollado en España, y del cual cualquier país se sentiría orgulloso, y no debemos aceptar ni consentir que una serie de ignorantes en la materia, y en otras muchas materias, nos lo politicen.

El toreo, para los tales, es solo una parte de la España profunda en la que unos bolivarianos de nueva hornada quieren entrar a saco para despersonalizarla, porque creen que así les será más fácil imponer en ella su dictadura. Y aunque otros muchos políticos de la izquierda sensata, conocen la maniobra, callan y dejan hacer a cambio del consabido plato de lentejas de seguir mandando, aunque sea quince minutos más. Esta es la triste y repugnante realidad…

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