DESDE EL ARENAL

Empresarios y apoderados

Carlos Crivell
jueves 10 de diciembre de 2020

El joven empresario Alberto García, figura emergente entre los emprendedores del mundo de los toros, ha realizado unas declaraciones en la web de El País que no deben quedarse en el cuartito de los temas olvidados. Habla de muchos asuntos; propone una federación taurina, se lamenta de los costes del sector y recuerda a los protagonistas que no se puede cobrar lo que no se genera, en una clara referencia a los toreros que no llenan pero que exigen un dineral, así como a las propiedades que exigen una barbaridad por el arrendamiento de las plazas. Sin embargo, lo que más me ha impactado es su argumentación sobre la necesidad que tienen los empresarios de convertirse, al mismo tiempo, en apoderados de toreros. Lo dice con rotundidad: si se apoderan toreros, se pierde menos dinero. No porque a los toreros que llevan los empresarios se les bajen los emolumentos, que es más que posible, sino porque los porcentajes del apoderamiento son en muchos casos sus únicos ingresos.

Llama la atención la necesidad que tienen los empresarios de convertirse, al mismo tiempo, en apoderados. Si se apoderan toreros se pierde menos dinero. Los porcentajes del apoderamiento son en muchos casos sus únicos ingresos

De siempre se ha considerado que era necesario que el torero fuera solo torero; que el ganadero no fuera más que ganadero; que el apoderado solo se dedicara a controlar las contrataciones, y que los empresarios se encargaran solamente de organizar festejos. Se ha pensado que la duplicidad de funciones era perjudicial para la Fiesta, sobre todo porque en el caso del empresario-apoderado se produce una competencia desleal para muchos toreros que no pueden vestirse de luces en algunas plazas. El empresario pone por delante a su torero, ya que así puede controlar ese sueldo, al tiempo que cobra la correspondiente comisión. Los toreros, de un tiempo a esta parte, han elegido a apoderados que al mismo tiempo gestionan cosos taurinos. A los apoderados que no tienen plazas se les llama independientes. Es decir, que los que cumplen con la doble misión no deben de ser independientes. Los toreros esperan que sus apoderados que también son empresarios los colocarán siempre en sus carteles. El caso reciente de Paco Ureña con Garzón es significativo. El murciano se fue de sus manos porque no le anunció en la famosa corrida de El Puerto. En definitiva, siempre se ha pensado que la dualidad de funciones era uno de los mayores enemigos para el progreso de la Fiesta.

En los momentos críticos que vivimos es absolutamente necesario que el sector tome cartas en el asunto y se organice de forma definitiva ante un panorama que es poco halagüeño

Alberto García no se define sobre si es bueno o malo para el toreo ser empresario y apoderado al mismo tiempo, pero añade un factor decisivo cuando afirma que el apoderamiento es la única opción para muchos empresarios para poder ganar dinero y así enjugar las pérdidas que suele conllevar el ejercicio de la organización de festejos taurinos. Es un punto de vista, al menos, interesante. Sin embargo, aunque así sea en el caso de este joven taurino, no creo que explique todos los casos. El apoderamiento para las casas fuertes supone la posibilidad de controlar mejor el sector, sobre todo cuando se apodera a verdaderas figuras del toreo. Y luego está el lado de los espadas. Casi todos van dando bandazos entre apoderados dependientes e independientes. Lo que significa que ambas versiones tienen ventajas e inconvenientes.

De las declaraciones del empresario de Tauroemoción también me quedo con su amarga queja sobre la dificultad actual de ejercer el oficio de empresario taurino. Solo por sus reflexiones, y por muchas cosas más, en los momentos críticos que vivimos es absolutamente necesario que el sector tome cartas en el asunto y se organice de forma definitiva ante un panorama que es poco halagüeño.

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