Acaba de celebrar sus quince años de alternativa enfrentándose en solitario a una corrida de Victorino. Ahí es nada. La carrera de Antonio Ferrera nunca ha sido un camino de rosas sino una lucha constante a sangre y fuego, por lo que esta vez, no iba a ser menos. Una encerrona que ha pasado ya a la historia por esa capacidad que mostró y toda la tauromaquia desplegada. Torero cabal donde los haya. Valiente y artista. De sentimiento puro. Asegura que ha encontrado ese punto en el que es capaz de expresar todo lo que su alma le dicta, tanto en el toreo como en la vida misma. Con pureza y verdad, como siempre fue su tauromaquia.
“Lo que más me ilusiona es que estoy teniendo la capacidad de poder expresar el toreo como siempre lo he sentido”
“Lo de Badajoz fue especial para mi interior, marcará un antes y un después en mi carrera. Pude expresar la tauromaquia que amo”
“Todo lo que me ha pasado en esta vida me ha ayudado a limpiar mi alma y a ser el torero que quiero ser y expresar”

