Los jóvenes sí aceptan o se adhieren a la fiesta de los toros. Aunque con retraso, las redes sociales, las herramientas nuevas, las webs de Internet, medios como Mundotoro o Aplausos, han animado a establecer una “normalidad” dentro de un sector tan dado a ir varios pasos atrás en la comunicación avanzada. La del día a día. Tienen estos lugares y herramientas el peligro que tienen los usos de las libertades o de las posibilidades. Quiero decir que cuando aparece el anonimato suele haber un parapeto para ir a la caza. Pero ese daño o perversión es siempre individual, del uso del individuo, y no de la herramienta, que, por sí misma, es un cauce de libertad de expresión. No tanto de información. Expresar e informar no son lo mismo.
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