Ignoro si habrá sido siempre así, pero lo que es hoy existen muy pocos periodistas de los que un lego con buena voluntad como el arriba firmante pueda aprender a ver el toro en toda su dimensión. Lee uno crónicas en las que se juzga la labor del torero intrínsecamente como simple ser humano vestido de luces, sin tener en cuenta las condiciones de la fiera que tiene delante. Y por muchas vueltas que le demos, el toreo es la Fiesta de los Toros. Por lo que todo lo que se hace en un ruedo pivota alrededor de ese animal único que es el toro de lidia, del que reconozco que, aunque voy aprendiendo cada día un poco más, seguramente me faltara vida para saber, no ya todo, sino incluso lo suficiente.
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