Morante rindió Madrid. Con una sola oreja que, en la vuelta al ruedo, relucía con destellos de oro y brillantes. Hacía nueve años que el de La Puebla no tocaba pelo en Las Ventas. El toro de Alcurrucén no fue precisamente una perita en dulce, no regalaba nada, había que entenderlo y administrarle las distancias,...