Ha sido uno de los nombres propios de este San Isidro. Y es que Madrid, esa plaza que siempre ha medido al Juli con la máxima dureza y crudeza, por fin se ha rendido a los pies de esta máxima figura del toreo. Ver Las Ventas entregada al magisterio de este mandamás, ha sido el sueño anhelado y perseguido por el torero cada temporada en estas dos décadas de reinado. Nuestro compañero Jorge Casals le ha entrevistado en El Periódico Mediterráneo de cara a su cita en Castellón el 25 de junio, en un cartel junto a Manzanares y Roca Rey con toros de Daniel Ruiz.
-Lo de Madrid ha sido un sueño…
-Y un privilegio poder sentirlo en la plaza más importante del mundo y la más dura para mí. Que se te reconozca de esa manera es algo muy reconfortante, que me ha emocionado y me ha dado mucha felicidad. He vivido los momentos más emocionantes de mi carrera. Algo inolvidable.
-Las Ventas siempre le ha quitado el sueño, ha sido el motor de su carrera, un motivo ambicioso por el que seguir creciendo como torero cada año.
-Ha sido la base de mi preparación y de mi ilusión. Siempre he hecho todo lo posible por ir, a diferencia de otros compañeros que lo ven de otra manera. Es un privilegio tener la oportunidad de sentir cosas que solo se sienten allí. Este año he logrado salir sin presión, relajado, fresco y a gusto… Por eso, llegar a emocionarte y sentir ese crujido de la plaza entregada, es algo único.
-En una de esas tardes, en la que quizá hayamos vivido una de sus mejores faenas en esa plaza, rompió a llorar desconsolado. ¿Por qué esas lágrimas?
-Fue una faena muy emotiva y te invaden una serie de sentimientos muy fuertes. No eres capaz de controlar esas emocionas y cuando llegas al callejón te vacías, era algo muy particular, sentía una plenitud absoluta como pocas veces he sentido en mi vida y a la vez un vacío tremendo. Un amigo artista me contaba que era como si me hubiera invadido el duende y al llegar al burladero se hubiera ido y me sentía abandonado.
-Se vio un estilo más vertical, más natural, con menos escorzo. ¿Un nuevo Juli?
-A los toreros no se les puede decir cómo se tienen que expresar, yo lo hago de esa forma. No soy un torero frío sino pasional, y me expreso cuando siento el toro por donde yo quiero y como yo quiero. Siempre he buscado la profundidad en el toreo, pero con el tiempo sí es verdad que he encontrado un toreo más desde arriba, pero sin dejar de buscar la profundidad, que es lo que me llena.
-Morante, El Juli… no se lo ponen ustedes los veteranos muy fácil a los jóvenes.
-En el toreo hay sitio para todos. Nosotros ya no tenemos ese impacto de los jóvenes, pero por contra, hay una madurez, un poso, una sabiduría… que te hace llegar a sitios a los que es necesaria esa experiencia. Lo que es bonito es que con tantos años en los que el final está más cerca que el principio, surjan esas cosas tan emocionantes como lo que ocurrió en Las Ventas, eso me llena.
-El peso de la púrpura lo llevan otros toreros, caso de Roca Rey. ¿Es una losa que se ha quitado?
-Emocionalmente mi vida ha cambiado y en asumir mi situación en la tauromaquia he encontrado otro camino. Mi sitio es mi sitio. Yo ocupé un lugar en el toreo y ahora estoy en otro. Cuando he asumido eso es cuando más feliz he sido toreando porque sé que mi camino no es el de cortar orejas o torear más que nadie, mi camino es más interior, sentir la tauromaquia, expresarme.
-El Juli es pura ciencia. Un genio capaz de comprender lo que requiere cada toro.
-Antes buscaba el éxito, ahora el fondo de cada toro. El éxito a veces tiene trampas, no llegas a ese momento de plenitud que tiene por ejemplo vaciarte con un toro sin buscar la ansiedad del éxito. Cuando te liberas de pensar en cortar las orejas, se torea de otra manera. Queremos torear más al público que al toro y a mí lo que me importa es el toro. En el mundo del toro, uno puede entender o no este arte, pero la verdad a todo el mundo le llega enseguida.
-Le esperamos en Castellón… ojalá siga la buena racha.
-Estoy anunciado con una grandiosa ganadería como la de Daniel Ruiz, con la que tomé la alternativa y he tenido grandes faenas. Voy en un momento bonito a una plaza que me llena mucho como es Castellón, con un cartel bonito y rematadísimo. Volver a Castellón es una placer y una alegría.
