(Foto: Menacho)Ilusionado, radiante, preocupado también por esa lesión ocular que le ha impedido completar la puesta a punto para una cita crucial: Valdemorillo. Así se encuentra Fernando Cruz, quien este domingo volverá a vestirse de luces tras el grave percance del pasado 15 de agosto en Las Ventas. "Veo que tengo una botella de oxígeno para continuar existiendo en la profesión y a ella me agarro con fuerza y con fe".
El madrileño ha tenido que pagar un alto precio, "gracias a Dios que fue tan grave la cornada", apunta y continúa: "Si la cornada no hubiese tenido la gravedad que tuvo la repercusión hubiese sido mínima y el toreo no se hubiese volcado conmigo como lo han hecho. Esa tarde me jugaba el todo por el todo. Sabía que tenía que darlo todo porque solo tenía dos caminos para salir airoso de la tarde: o que pasara lo que pasó o cortarle dos orejas a un toro. Me fastidió que tuvo que ser por una cornada pero desde el primer instante sentí el apoyo de todo el mundo de una forma que incluso me ha llegado a sobrepasar en muchos momentos. A partir de ese día el toreo volvió a tenerme en cuenta y parece que las puertas se empiezan de nuevo abrir".
Un punto de inflexión en su carrera, que le ha servido para estar en boca del toreo. "Si hace un año me dicen en enero que a estas alturas iba a estar puesto en Valdemorillo con una de Victorino Martín, contratado para Vic-Fezensac y con un puesto asegurado en Las Ventas, no me lo creo”, reconoce el diestro de Chamberí. “He pasado años difíciles donde no te ponían en un sitio porque tampoco toreabas en otro y al final entras en esa pescadilla que se muerde la cola donde tú te ves capaz de resolver en la plaza pero donde lo pasas mal personal, profesional y económicamente”, reflexiona.
En Valdemorillo le espera una corrida de Victorino Martín, una divisa que no es nueva para Fernando Cruz. "No soy un especialista pero he matado ya tres corridas. Conozco bien la casa, tengo buen trato con el ganadero. Es una corrida importante por ser Victorino Martín, por ser Valdemorillo, por ser un compromiso televisado. Ojalá pueda cuajar ese toro que llevo tanto tiempo soñando".
Se dice que el toro de Victorino es distinto. ¿Lo es realmente?, cuestionamos. "Es un toro muy particular en todo. Hay que hacerle las cosas muy medidas en toques, vuelos, colocaciones; te exige una concentración máxima. Es un toro que si rompe en bueno te da una profundidad como ningún otro toro bravo. Ahora, es un toro que te mira mucho, que hay que aguantarle y que para bien o para mal tiene una embestida muy definida", concluye.
