Los números de esta ganadería definen los altos vuelos de sus ejemplares. Demandados por los grandes del escalafón, el toro de Domingo Hernández viene marcado por un porcentaje de regularidad que le hace ser una divisa con sello propio. Su propietario admite que -por principios- le preocupa más la forma y el modo de embestir que el fondo. Defiende que la duración debe partir de la manera de querer tomar la muleta el toro. De una temporada de más de veinte tardes, Justo Hernández guarda en el recuerdos las corridas de Arles, Bilbao, Badajoz y Aranjuez.
- “Es complicado quedarse con una tarde del año pero si te tuviese que decir dos, lo hago con Arles y Bilbao”
- “El toro bravo de verdad es el que cuando se le exige y se le somete por abajo quiere tomar la muleta hasta el final”
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(Foto: Menacho)
