Dejad que los niños se acerquen a mí. Los niños, que no joden con la pelota, que no juegan al toro, que juegan a ser míster Portugal, alias CR7, que siguen al señor de la mueca, Mouriño. (En espacio récord, tres líneas, ya tengo en contra a gran parte de los lectores, los madridistas. Vamos ahora con los del Barça). Los niños, que se acerquen, que ya no juegan al toro, que juegan a ser Dani Alves y pintarse el cuerpo de tribu con pinturas de guerra. Los niños sí se acercan al toro y al toreo, si se les llama. Si se les ofrece algo para que jueguen, para que se entretengan, para saciar su curiosidad.
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