A punto de comenzar la “isidrada” hay que destacar un dato: ha bajado sensiblemente la venta de abonos. Parece que han pasado los tiempos en los que el santo labrador se bastaba y sobraba para llenar los cerca de treinta espectáculos anunciados para la madrileña Feria de San Isidro. Es lógico que haya bajado el tono de la euforia cara a la Fiesta Mayor de la capital de España, porque, como dice un refrán, que como todos está dictado por la sabiduría popular: “cuando no hay harina todo es mohína”. Sin embargo es natural que determinados carteles tiren de la taquilla, dando lugar a tardes de magníficas entradas y hasta de “No hay billetes”, pues en ellos figuran los matadores con más, tirón popular. Los hierros por sí solos, por mucho que sea su historial o leyenda, no llevan público a la plaza. En la última decena del pasado abril ya se habían acabado las localidades para la encerrona de Talavante, el 18 de mayo con los seis victorinos, quedando demostrado que es la máxima atracción del serial.
