La diversidad de opiniones le da grandeza a la Fiesta. Pero entre el acierto y la desmesura para juzgar las cosas del toreo hay una amplia franja, en la que se acomoda el equilibrio. Barbarizar e insultar carece de mérito porque está al alcance de cualquiera, sobre todo en las redes sociales en cuyo anonimato encuentran algunos el valor que les falta para hacerlo con su fotografía y su firma debajo. Aunque solo sea por el temor al ridículo. Uno de estos francotiradores me ha escrito una carta, sin firma ni remitente, que no puedo ignorar porque viene a decir lo mismo que repiten machacona y toscamente ese grupo de furtivos que inundan los portales taurinos con una campaña, que ellos llaman por la pureza de la Fiesta y la integridad del toro de lidia, y es el más solapado y abstruso ataque al toreo.