La revolera

Justicia para todos

Paco Mora
lunes 15 de julio de 2013

Vaya por delante que a Pamplona hay que llevar lo que pide Pamplona. Y o se tiene o no se puede ir. Pero la de Alcurrucén con quinientos kilos menos entre los seis, quizás se hubiera movido de otra manera...

Vaya por delante que a Pamplona hay que llevar lo que pide Pamplona. Y o se tiene o no se puede ir. Pero la de Alcurrucén con quinientos kilos menos entre los seis, quizás se hubiera movido de otra manera. Porque es lo mejor que queda del encaste Núñez, y ese tipo de toro nunca ha necesitado tanta caja para embestir y propiciar triunfos importantes a los toreros. Su importancia ha estado en la casta y en la duración, y sobre todo en ese ir de menos a más, que tan buenos resultados ha dado siempre. La corrida ha estado bien presentada y se ha movido con nobleza, nobleza lenta y escasa de picante pero nobleza al fin y al cabo.

Alberto López Simón necesita que le hagan justicia. A un torero joven que se muestra tan firme en la cara del toro, baja la mano y traga como él lo hace hay que darle más oportunidades. Esto así se va al carajo. Con los cinco o seis de la punta de arriba del escalafón se va saliendo del paso, pero no hay renovación y aquello de “renovarse o morir”, le va a la Fiesta como anillo al dedo. Lo dicho sobre el pupilo de José Luis Segura vale también para Nazaré. Por otro lado, no se puede hacer caso omiso del paso de los toreros nuevos por San Isidro. Por ese camino el toreo se queda sin futuro. San Isidro es la prueba de fuego, y quienes la superan deberían tener un sitio en la temporada. Cosa que no está ocurriendo. Ferrera tiene la temporada hecha. Con todo merecimiento, sí, pero hecha la tiene y su buen momento sigue avalando su presencia en todas las ferias. Pero duele la gente joven que puede quedarse en el camino sin merecérselo.

Suerte de esta Pamplona que sabe premiar a los que van a su plaza decididos y a entregarse sin reservas. Y además les paga  a los toreros que no están montados en el euro lo que no les pagan en ningún sitio. O lo que les quitan, que es peor. San Fermín, tan ejemplar en tantas cosas y en eso también. Y la plaza a reventar. A lo mejor es que la Comisión de la Casa de Misericordia lo sabe hacer mejor que las empresas al uso, porque la crisis es para todos.

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