Los que han saltado al ruedo tenían cada uno dos cuernos, cuatro patas, un rabo y dos orejas. Pero la casta… ¿Dónde estaba la casta?
En un hipotético mano a mano entre San Isidro y San Fermín, el santo navarro le daría un baño importante al santo labrador madrileño. Como Paquiro a su hermano en el célebre Café de Chinitas, San Fermín le podría decir a San Isidro; “Soy más valiente que tú, más torero y más gitano”. Sobre todo arrastrando gente a las taquillas de la plaza de toros de Pamplona, San Fermín le da ciento y raya a San Isidro que no ha conseguido este año para Las Ventas, ni mucho menos, los llenos logrados por San Fermín para la capital navarra. Hasta Rajoy debería afanase en averiguar el secreto de esos tendidos llenos del ciclo taurino pamplonica. Quizás el santo patrón de Navarra sería capaz de lidiarle los problemas que ni Guindos ni Montoro han sabido quitarse de en medio con aseo, digan lo que digan cara a la galería.
De Valdefresno y de Moisés Fraile, tanto montan montan tanto, han sido los toros pasaportados por Padilla, El Juli y Jiménez Fortes. Casi todos más huecos que una escopeta de caña. Con cierta clasecita algunos de ellos pero cogidos por los pelos. Con decir que El Juli consiguió una oreja de su primero, oficiando de enfermero para que se le aguantara en pie… ¡Y en Pamplona, oigan! La feria que rinde culto al toro. Suerte que Jiménez Fortes puso en su primero la emoción que le faltaba al desangelado animalito que le tocó en desgracia, que si no el valiente malagueño habría pasado por San Fermín de puntillas, porque lo tuvo que poner él todo. Y Padilla…Un tío de una pieza, que sabe torear y muy requetebién, como viene demostrando últimamente, tuvo que tirar de repertorio en su segundo y cuando ya le tenía cortada una oreja por la vía de la emocionada entrega, va el puntillero y se la guinda. Pero ahí ha quedado el pabellón bien alto, para que el gentío ponga mañana mucha atención a Padilla con la de Fuente Ymbro
En fin, que esta tarde ha habido tres toreros en el ruedo pamplonica, y solo han faltado seis toros para que la tarde fuera completa. Porque los que han saltado al ruedo tenían cada uno dos cuernos, cuatro patas, un rabo y dos orejas. Pero la casta… ¿Dónde estaba la casta?
