A estas alturas tan solo nos queda un mes, treinta y pico días, de temporada europea. Qué rápido pasa todo. Pero no es un mal año. Si olvidamos la política, la crisis, los antis y el medio toro insoportable, no será mal año. ¿Qué quiere decir esto así tan genérico? Muy fácil: que si arreglamos las cuatro o cinco cosas importantes que ahora nos ahogan, la Fiesta sí tendría un buen futuro. ¿Dónde está el secreto? En mirarnos en los espejos que funcionan. Por ejemplo: en plazas como Madrid o Bilbao donde sale el toro y donde la seriedad, al menos, está garantizada. Y casi siempre lo uno lleva a lo otro. Se ha dicho en voz alta lo grande que ha sido la Feria de Bilbao. Y es verdad. Gran feria y gran espectáculo. Pero no se ha dicho del todo lo clave que fue este año la feria de Madrid. Además de algunas figuras grandes, ocho o nueve toreros jóvenes dijeron “aquí estoy yo y valgo para funcionar”. Lo triste es que a muchos no les han hecho ni puto caso.
