Tiene a Francia a sus pies. Este año ha toreado en todas sus grandes plazas, dejando la impronta de un torero que no sólo atesora un valor innato, sino un sentimiento a flor de piel. Encasillado en las corridas duras, a las que se enfrenta con un corazón de guerrero, su concepto de naturalidad y buen gusto asoma cuando un toro embiste por abajo.
Ahí queda una faena a un cuadri en Ceret, que bien podría llevar la rúbrica del mejor de los artistas. Es Fernando Robleño, que con trece años de alternativa, repletos de sacrificio y constancia, está comenzando a ver sus frutos. Ahora su objetivo es conseguir en España, los mismos éxitos que está teniendo en el país galo.
- “En Francia han sabido valorar mi toreo y me están dando la oportunidad de sentirme torero y de ilusionarme”
- “Cuando un toro me lo ha permitido, lo he toreado bien, echando la muleta adelante, dejándolo atrás, asentado, derecho...”
- “El toreo está derivando al sometimiento, a que el muletazo sea largo y lo que se gana en poderío, se pierde en gusto”
- “Los empresarios deben apostar por mí porque merece la pena, creo que debo estar en un sitio mucho mejor”

