Hablar de Prieto de la Cal es referirse a mucho más que una ganadería de bravo. Su singularidad como tesoro mayor del último reducto del encaste vazqueño a través de 29 familias, hace de este hierro un estuche genético que pervive en la historia y que trata de desenvolverse en un mercado cada vez más hermético.
Hablar de Prieto de la Cal es referirse a mucho más que una ganadería de bravo. Su singularidad como tesoro mayor del último reducto del encaste vazqueño a través de 29 familias, hace de este hierro un estuche genético que pervive en la historia y que trata de desenvolverse en un mercado cada vez más hermético. La ilusión, la selección, la búsqueda constante de unas señas de identidad, hacen de esta divisa un patrimonio, una reserva natural que mantiene viva la llama de un toro musculado, de espectacular pelaje y llamativa mirada. Una ganadería distinta. De comportamiento distinto.
- “Adaptarnos a la tauromaquia actual iría contra nuestros principios. Somos conscientes de que vamos contra los tiempos”
- “Nuestro camino lo marcamos nosotros. Las empresas, aficionados, los toreros y la prensa deben saber que este es un toro distinto y por lo tanto un comportamiento distinto”
- “La administración no protege al toro como a otras especies”
(Foto: Arjona)
