La espina

La historia no se repetirá

Paco Mora
lunes 18 de noviembre de 2013

Llevaba más de tres meses sin viajar a Cataluña donde tengo mi casa, seis hijos, quince nietos, un bisnieto y la tumba en la que yacen los restos de otro hijo que murió con ­dos años hace más de cuarenta. Apa­rte de que allí conservo muchos amigos catalanes de nacimiento unos y de corazón otros. Ello ­sin obviar los recuerdos de una vida de traba­jo en la que jamás me preguntó nadie ni por mi procedencia ni sobre mis ideas políticas. Todo lo cual son razones sobradas para que mi respeto a Cataluña y a los catalanes me impida entrar en el juego de los malditos de uno y otro lado que tratan de dividir a sus semejantes entre buenos y malos, en razón de sus ideas, aficiones o lugar de nacimiento.

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