Veinte años han transcurrido desde que Curro Romero le diese la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla. Es Manuel Díaz “El Cordobés”, dos décadas de esfuerzo, de fidelidad a un estilo, a unas claves, a una comunicación con un público que sigue acudiendo a los tendidos al reclamo de su nombre. Ha concluido un año donde ha paseado 96 orejas y 5 rabos, en el que ha cuajado un alto número de toros y donde ha dado la cara en plazas como Valencia, Sevilla, Málaga, Cuenca, Gijón, Pontevedra, Zaragoza o su infalible Burgos. "¡Algo habré hecho bien en veinte años para seguir aquí!, asegura en una entrevista publicada esta semana en la edición impresa de Aplausos.
El torero madrileño afirma que el secreto de estar veinte años en el toreo está en "la ilusión y no creerme nunca por encima o por debajo de nadie. Nunca pensé que había llegado a la meta y eso el público lo ha captado. En ocasiones hasta yo mismo me sorprendo de saber que la gente viene a verme después de tanto tiempo". Al respecto, continúa asegurando que "aquí nadie está delante del toro durante veinte años por casualidad. Durante este año si no es por la lesión del mes de julio, hubiese toreado 55 tardes que las tenía firmadas. El público sabe que soy como soy, que en mi carrera mando yo y que experimentos y cambios hago pocos, porque lo que funciona no hace falta modificarlo. Mi objetivo es divertir al público y a la hora de las contrataciones, buscar un toro que se adapte a mi toreo y un cartel que guste a la gente. Si algo admiro y respeto es al público que se gasta su dinero en comprar una entrada en una taquilla".
El torero concluye afirmando: "Mi ejemplo puede servir para demostrar que en el toreo hay sitio para todos".

