No lo dudó un instante. José María Manzanares se subió al caballo de picar para hacerle un quite a Manuel Jesús Ruiz, picador de Tomás Rufo, asumiendo su papel de director de lidia en la undécima de abono de Sevilla. Ocurrió cuando el bravo tercero se arrancó de lejos y acudió pronto al primer encuentro con el peto.
Tal fue el impacto, que casi derriba al varilarguero, que a punto estuvo de caer al ruedo. Pero el alicantino se “inventó” un nuevo quite, saltando al lomo del jaco para que el hermano de Espartaco no fuera derribado, equilibrando la cabalgadura, y evitando así un momento de peligro para que no quedara a merced y fuera volteado por el tercero.
Chapeau, Manzanares, que le hizo un quite providencial, esta vez a caballo, en un gesto inédito nunca antes visto en una plaza de toros. O al menos, que se recuerde.
