Manzanares arreó en Arles y se echó cuatro orejas al coleto; Juli, sorpresa, se fue de vacío; Victorino Martín, que este año estrena medalla de las BBAA con lo que eso honra y obliga, suelta una gran corrida en Cieza y Paco Ureña recuerda que anda de lo más fino para su asalto final e indulta a Estudioso; mientras, Ferrera no cesa y Uceda reverdece laureles, todo eso la misma tarde; Miguel Abellán vuelve a donde nunca debió dejar de estar, Ventura y Fandi como siempre, a la suya… así fue el Sábado de Gloria después de un abril atípico sin apenas toros, como si de pronto hubiésemos vuelto a la normalidad tras un cruel ayuno taurino que, quemadas las Fallas, había comenzado poco menos que el mismísimo día de San José, las gentes salieron de nuevo a la calle endomingadas, reaparecieron los carteles en las esquinas de muchas ciudades de España, las lluvias asomaban en los pronósticos de la tele amenazantes para la taquilla y tardías para el campo, todo era como fue siempre una vez cumplidas las devociones/obligaciones de cada cual con sus creencias más íntimas, los anti se calmaron o se distrajeron en otros menesteres por un momento y el toreo latía con normalidad. Un gozo.
