Ya es matador de toros. Ha tenido que esperar cuatro años como novillero, un tiempo que admite que es necesario para dar un paso tan decisivo para un torero. Sevilla, su tierra y su plaza, vio cómo Javier Jiménez entraba en el escalafón superior con el pie derecho. Una oreja cortaba en un día tan especial en el que dejó muy buen sabor de boca y la sensación de que, además de raza, tiene un buen concepto del toreo.
- “Recomiendo estar cuatro años de novillero, un torero necesita madurar como persona y como torero para pisar las plazas importantes”
- “¿Madrid? Espero que sea pronto porque hay que aprovechar que tengo la hierba en la boca. Uno se viste de torero para torear en esas plazas”
- “Sorprendí a mucha gente que descubrió a otro torero que sabe enganchar adelante los toros y llevarlos atrás muy largos y por abajo”