Sigue insaciable, con la regularidad del triunfo como estandarte. Tras casi dos décadas de profesión continúa manteniéndose arriba, en figura, con su corazón caliente y su alma de guerrero. Con la ilusión renovada después de que aquella maldita lesión de rodilla le reafirmase en el convencimiento de que el toreo a caballo es su pasión y su vida. Su último golpe fue en Nimes, abriendo la Puerta de los Cónsules. Está imparable en una temporada en la que no faltará a su cita en las principales ferias, una de ellas Bilbao, donde regresa después de nueve años. El de Benidorm vive un momento dulce, de felicidad y madurez que se ve reflejado en la plaza. La plenitud de una figura a caballo.
- “No me gusta la monotonía, me aburre. A la gente le gusta la variedad en el toreo a caballo y yo me siento identificado con ella”
- “La lesión me hizo pensar que era un privilegiado por hacer lo que me gustaba; eso y la juventud de mi cuadra hacen que tenga nuevas motivaciones”
- “No me siento menos que nadie, estoy en un momento dulce para competir con cualquiera, nunca he renunciado como han podido hacer algunos”
(Foto: Luque)
