A la grave situación económica que sufre el país hace casi una década, hay que sumar una evidente crisis de valores en esta sociedad de bajo perfil en la que sobrevivimos. La Fiesta de los Toros no queda al margen de esta situación de ruina, corrupción y fariseísmo que nos ha dejado sin horizonte de futuro. Mentiras, latrocinios y martingalas de todo tipo hacen de este un país hediondo al borde del despeñadero. A toda esa miseria hay que añadir la lucha por el poder entre los partidos políticos, que antes que hacer piña para sacarnos del atolladero histórico en que nos encontramos, prefieren tirarse a degüello unos a otros para manejar en solitario lo que quede de la debacle.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1929
