Morante de la Puebla quedó conmocionado en el ruedo unos instantes en una sobrecogedora y severa voltereta cuando cuajaba con el capote al cuarto. El sevillano estaba lanceando al astado en un gran saludo capotero ganándole terreno cuando el de Garcigrande lo prendió por el gemelo en una violenta y seca voltereta en la que Morante se golpeó fuertemente el cuello y la cabeza contra el suelo, quedando noqueado y conmocionado durante unos instantes sin poder moverse en una estampa sobrecogedora.
Fue auxiliado rápidamente por sus compañeros que lo llevaron en volandas hasta el callejón. Allí recobró la consciencia Morante visiblemente dolorido e incluso llorando. Finalmente, se sobrepuso y regresó al ruedo para seguir con la lidia del astado en un gesto heroico y épico para cortarle las dos orejas.
