Bueno es que Julián necesite la calma y no la tempestad. Atrás queda aquella tormenta del G10 con vistas a controlar un montón de cosas más allá del toro y la plaza
Vicente Zabala de la Serna, y un poco también ABC, levantaron la noticia gorda. El Juli se ha ido con Luisma Lozano. O sea, a la otra orilla. La verdad es que está en buenas manos. Una saga importante, de las que hacen falta, y lo he dicho siempre, y un Luisma prudente, trabajador, hábil, conciliador y rentable. Bueno es que Julián necesite la calma y no la tempestad para sentirse feliz delante del toro como asegura en sus últimas entrevistas. Atrás queda aquella tormenta del G10 con los derechos de la tele de por medio, con vistas a controlar un montón de cosas más allá del toro y la plaza.
De ahí salieron tocados o con prisas la mitad. Luego el G5, que también acabó con divisiones y negando Sevilla. Fue malo para todos pero sobre todo para la Maestranza y para toreros como Manzanares o Talavante porque la Maestranza es su feudo. Perera ha volado por encima de estos asuntos y ahí está como campeón de esta liga taurina. Talavante, en su enfado, sólo salva a Miguel Ángel Perera. En este nudo, Alejandro tuvo que dejar a Manolito Chopera, que se portó de cine con Talavante, porque era empresario y eso era de excomunión. Y Manzanares se quedó con Jorge Matilla pero las normas impedían tener cerca a empresarios. Ahora parece que llegó la calma.
Ojalá que sea en todos los sentidos y en todas direcciones. No hay nada mejor que cada cual se dedique a lo suyo. A aquello que sabe, a aquello para lo que vale. Nos habríamos evitado tanto alboroto. Y me gusta que El Juli y Luisma hagan pareja. Tiene pinta de salir bien. O al menos lo deseo.
