Hemos llegado a un punto que es un error considerar que nuestra única defensa son los votos, porque dudo que introducirlos en las urnas a favor de uno u otro partido le sirviera para nada al toreo.
La oposición separatista y la de izquierdas han votado en contra del anteproyecto de Ley de Patrimonio Cultural Inmaterial, defendido en la Cámara de los Diputados por el ministro Wert, por incluir la Tauromaquia. A mí me gusta oir y leer que la Fiesta de los Toros no es de izquierdas ni de derechas. Pero la realidad es muy tozuda y se empeña en demostrarnos cada día que en la izquierda y en el nacionalismo, tiene el arte de Cúchares sus más acérrimos enemigos.
Abramos los ojos de una vez y dejemos de rascar la espalda a los políticos de izquierdas, y, puestos a ser realistas, incluso a los de derechas porque si unos y otros supieran que fumigando todas las ganaderías, y reduciendo a escombros la totalidad de las plazas de toros de España, conseguirían los votos que necesitan para asentar sus posaderas en las poltronas o para continuar en ellas, nos quedaríamos sin toros. Tan fijo como que yo me quedé sin abuela. Y es que los que han hecho de la política profesión y mamandurria, sólo aspiran a eternizarse en el chollo a costa de lo que sea.
Y esta camada que ahora padecemos ya puede prometer la Biblia cuando conviene a sus ambiciones políticas, que cuando consigue satisfacerlas hace todo lo contrario a lo prometido. Una vez situados en la bicoca lo único que los diferencia son los carnets. Que en el fondo les encantaría que fueran intercambiables.
Hemos llegado a un punto que es un error considerar que nuestra única defensa son los votos, porque dudo que introducirlos en las urnas a favor de uno u otro partido le sirviera para nada al toreo. Así las cosas:¡Pues claro que la Tauromaquia no es de izquierdas ni de derechas! Porque los vividores de la política la esgrimen cual bíblica quijada de asno, como arma para sus luchas intestinas.
