Es ganadería de Madrid. Entiéndase en su acepción más amplia y en el mejor de los sentidos. Del Madrid de la Sierra, de El Escorial nada menos, del Madrid de Las Ventas, del gusto de Madrid, del Madrid de los aficionados, del Wellington… No son toros grandones ni falta que les hace, sí son toros vivos, con movilidad, con leyenda, con historias triunfales que compartieron con grandes personajes. Son además las últimas referencias, por mucho que no sean puros, de un encaste glorioso, los contreras y para compensar la impureza pueden presumir de haber protagonizado uno de los mestizajes de sangre más felices que se recuerdan, tanto que ya se habla de ser un encaste propio, los ibanes. Son contreras más domecq para mantener la viveza y adaptarse a las modas.
-“El bravo no es negocio. Esto es tradición, romanticismo, idealismo, el no querer que se pierda… Algo en lo que valoras mucho los momentos de subidón cuando llegan y olvidas los de depresión que también los hay”
-“No sé si fue antes el huevo o el fuero. De pequeña nunca dije quiero ser ganadera pero siempre fui aficionada y de pronto tuve la suerte de que me eligiesen para llevar la ganadería y me di cuenta que esto es droga dura. Estoy muy enganchada”
-“No somos toristas. Queremos un toro con casta, motor, que embista por abajo, que se reboce en la muleta de largo que va… Un toro sin un pelo de tonto, yo sé que eso es exigencia, que ese toro pide el carnet de profesional pero la bravura exige exposición, no descuidarse…”
-“El tema de la crisis y las plazas vacías es una realidad, quizás la manera que tiene el aficionado de decir que está comenzando a aburrirse. Ante el toro que no emociona decide no gastarse los cincuenta euros de un tendido e irse ir a otro lado”
-“Si tuviera que hacer un tipo de toro que no me gustase sería como para abrirse las venas. Para criar un toro tontón, lo dejaba, eso que lo hagan otros, nosotros no pensamos hacerlo”
Lea AQUÍ el reportaje completo en su Revista APLAUSOS Nº 1945
(Foto: Fran Jiménez)
