(Foto: Javier Arroyo)Está radiante y feliz. No es para menos. Un coso tan emblemático para los novilleros a lo largo de la historia fue el escenario de una tarde de ensueño para Álvaro Lorenzo. Cinco orejas, una puesta de largo del que puede ser su año. “Fue todo muy bonito”, se sincera; “Ojalá tenga repercusión y pueda tener muchas oportunidades durante la temporada de demostrar cosas como las de ayer. Si me tuviera que quedar con algo sería con mi actitud y con el toreo de capa”, subraya el toledano.
Desgranando la tarde, Álvaro Lorenzo recuerda el buen juego de los tres ejemplares de Domingo Hernández que tuvo enfrente: “Fueron muy buenos los tres. El primero más fácil para torearlo pero los otros dos fueron encastados y había que buscarles el fondo. El segundo tuvo una embestida profundísima por el pitón izquierdo, fue de los novillos que los disfrutas toreando”.
“Salió todo rodado, justo como lo había soñado. El público entendió mi toreo y tuvo mucha receptividad hacía lo que hacía”, explica el novillero toledano. “El nivel que marqué es el que quiero mostrar durante toda la temporada”, adelanta.
Su evolución es palpable a todos los niveles. Un triunfo tan unánime como el de ayer pone de manifiesto el mucho trabajo que hay detrás: “Ha sido un invierno duro, de mucho trabajo, de mucho toreo de salón y de una seria preparación física. Me he cuidado mucho la alimentación y he estado muy centrado y muy metido en mi profesión. Una tarde como la de ayer no es por casualidad. Ahora espero que sirva y que pueda continuar toreando con regularidad porque entre los novilleros abrirse paso es muy difícil”.
