“La mejor forma de blindar la Fiesta de los toros es a través de la Unesco, consiguiendo que sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del país”. Las precedentes son palabras de André Viard, presidente del Observatorio de las Culturas Taurinas de Francia, pronunciadas durante una charla que tuvo lugar en la sede del Club Cocherito de Bilbao. Esta ha sido la fórmula que han utilizado en el país vecino para contrarrestar la ofensiva de las organizaciones antitaurinas, asegura el propio Viard, que considera que no es suficiente que la tauromaquia esté incluida dentro de una Ley Nacional de Patrimonio Cultural, “porque las leyes nacionales pueden ser cambiadas según qué fuerza política esté en el poder”, mientras que si consigue la calificación de la UNESCO, "cualquier Gobierno tendría que protegerla puesto que España tiene firmado el tratado internacional con ese organismo".
Durante el coloquio, André Viard descubrió la estrategia seguida por su organización para conseguir sus propósitos en Francia. Desde hace quince años han estudiado el problema y buscado soluciones legales, hasta que dieron con la clave: considerar la defensa de los toros desde el punto de vista cultural y trasladarlo al ámbito internacional. Tuvieron la suficiente paciencia para esperar el momento propicio y éste llegó cuando la Unesco consideró la cetrería como patrimonio inmaterial de la Humanidad a petición de Francia y España, entre otros países. “Si la cetrería, que es un arte de caza, puede ser calificada así, por qué no la tauromaquia”, argumentaron, y ganaron el embite.
Una vez conseguida esa victoria, el Observatorio de las Culturas Taurinas de Francia que preside Viard está enfrascado "en el reto de vencer a los antitaurinos ante la opinión pública con un discurso positivo de la tauromaquia y tratar de llegar a las nuevas generaciones". Para ello ha logrado el consenso de todos los estamentos taurinos galos, así como la ayuda económica de empresarios, toreros, ganaderos y aficionados.
