Me dice un amigo que no entiendo a Sevilla. Pido que me la explique con paciencia, entonces, y termina con: “Esto es Sevilla y aquí hay que mamar”. Y, efectivamente, no lo entiendo. Miren, no entiendo que suceda en Sevilla como sucedió en Valencia, que a más ladrones más votos por eso del pesebrismo y el clientelismo. Pero es que aquí es así, me dice. Más allá, me insiste en que criticar a los Maestrantes es hacerles un favor, pues se alzan en armas a defenderlos de la ofensa incluso los que por ideología o razón social deberían atender a esas críticas.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1957
