En casa de Antonio López Gibaja se persigue la bravura. Media docena de años han pasado desde que apostara por favorecer la crianza de un toro que aunara clase y fondo bravo, un animal que permita crear y emocionar. En 2009 se eliminó toda la procedencia anterior y se comenzó a fraguar un futuro que ya es presente. Una nueva procedencia, un nuevo encaste con vacas y sementales de El Torero. Una búsqueda constante de nuevos vértices. El ritmo, la calidad, la duración, la emoción de la transmisión. La bravura. Los retos del futuro, los sueños del presente. Este año se lidiará la primera corrida con el nuevo origen. La prueba de fuego.
- “Nuestra intención es criar un toro bueno y bravo. Con buenas hechuras y que no sólo sirva para que el torero disfrute delante de él sino para que el público se pueda emocionar con su comportamiento”
- “2015 es un año muy especial para nosotros, tenemos la impresión que vamos a culminar el primer ciclo de esta nueva aventura ganadera que comenzamos hace seis años cuando compramos a El Torero”
- “En mi opinión, un toro bravo debe tener mucha clase, mucha nobleza pero también mucho motor para aguantar las lidias tan exigentes que se ven todos los días en esta época del toreo”
Lea AQUÍ el reportaje completo en su Revista APLAUSOS Nº 1962
(Foto: Isma Sánchez)
