Cada día admiro más a quienes han dedicado toda su vida periodística a la crónica taurina. Es imposible escribir de toros sin que te crezcan los enanos como hongos. Y como ahora, al abrigo de las redes sociales, cualquier chafacharcos te puede faltar al respeto, y hasta insultarte desde el más ruin anonimato sólo por mantener una opinión distinta a la suya, hasta los cobardes se han vuelto valientes y los necios sabios, y se atreven a pontificar de la manera más ignara y absurda.
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